Ese diálogo entre el hombre que perdió a su pareja en el asesinato y Darín, hablando de recuerdos, y más recuerdos. Escena buenísima y muy lógica ya que ambos tienen mucho en común, ambos lucharon por hacer justicia 25 años antes, ambos viven de los recuerdos y ambos no pudieron tener una vida con la mujer que amaban aunque por motivos bastantes diferentes.
Una gran joya que nos enseña que un mensaje escrito puede modificar totalmente su sentido y significado quitando o poniendo una letra.
Una película que nos muestra como el personaje interpretado por Darín hace lo que muchos pensamos que podemos sentir dentro de unos años, preguntarnos porque no hicimos las cosas que queríamos hacer en su día y que hubiera pasado si las hubiéramos hecho.
Un film que deja claro que lo que importa no son los ojos, sino las miradas, y que una mirada puede ser desde toda una declaración de amor, hasta un indicio a tener un posible culpable en un crimen.
Una película que nos muestra que la gente puede cambiar de coche, de casa, de ciudad, pero nunca de pasión.
Una película que debería haber arrasado en los premios Goya, pero solo pudo llevarse 2 (actriz revelación y película hispanoamericana) debido a que fue el año de Celda 211, una película buena pero bastante inferior a la argentina.
Solo decir que si alguien no la ha visto que la vea ya, y también indicarles a esas personas mi envidia hacía ellas ya que a todos nos gustaría verla por primera vez.
Y también decir que si alguien siente algo parecido al protagonista del film por una mujer, que no se lo guarde, sino solo le quedará el recuerdo. Por suerte no es mi caso.